‘Sentimiento Mundial’, el nuevo álbum de Mint Field
- 03 Oct, 2020
- Música
Las once canciones tienen un hilo conductor: el fluir y el contemplar; lo cambiante y lo estático; y, sobre todo, el sentimiento de pequeñez ante un mundo enorme y completo. Es un camino tenebroso, con muchas variantes y altibajos, pero se puede recorrer. Solo se necesita el espíritu y la música adecuada.
Sin pensarlo mucho ya que no tenía muchas opciones, escogí el nuevo álbum de la banda tijuanense Mint Field, lanzado apenas hace una semana. Este proyecto musical siempre ha estado ahí presente de manera indirecta. Es una banda que comenzó a ganar renombre en la escena musical tijuanense justo cuando yo comencé a explorarla, allá por el 2013, creo.
Nunca me consideré fan de ese proyecto ni me interesé por profundizar en su trip musical. Este día me pareció uno bueno para introducirme en esta banda. Estaba predispuesto a encontrarme algo que denotaría un proyecto en decadencia y sin rumbo, algo flojo. Pero mis prejuicios se vieron destruidos, y muchas nuevas ventanas se abrieron ante mí.
Me encontraba en un restaurante de ramen, ubicado en Zona Río. Acababa de comer, el atardecer era pleno, el viento soplaba, los árboles se mecían, la frescura acariciaba mi piel y el cielo se llenaba de colores pastel. Era hora de partir, de caminar hacia mi transporte que me llevaría a casa. Pagué la cuenta y la propina.
En el ticket, la fecha actual, un plato de ramen, un té de matcha. Lo vi como un documento, una huella que marcaba mi presencia en un espacio y tiempo determinado. Algo que terminaría en el olvido cercanamente.
Ya en la banqueta, fuera del establecimiento, me puse mis audífonos, busqué el álbum Sentimiento mundial. Portada de una pintura al óleo con flores difusas y difuminadas en azules y verdes de tonos grisáceos. Reproducir. La primera canción se titula “Cuida tus pasos”, muy de acuerdo a la ocasión.
Emprendo la marcha. “Cuando camines cuida tus pasos”, canta la vocalista, Estrella. Una guitarra un poco desafinada, dudosa y pausada se escucha. Mi caminar se hace como el de un astronauta, y contemplo el paisaje urbano. Una sensación de confusión y desorientación predomina en mi mente. Todo esto durante las primeras tres canciones, me cuesta adentrarme en el álbum.
En este periodo de tiempo, comienzo a extrañar a amigos, tengo ganas de dar abrazos, observo a los peatones que caminan en la misma banqueta que yo. La música los vuelve ajenos, apresurados, desorientados igual que yo.
Cuando llego a una esquina para esperar cruzar la calle, me siento al borde de la playa, contemplando un mar, pero en su lugar están los autos con sus faros moviéndose fugazmente, unos hacia un lado, otros al otro. Como si de un espectáculo de luces se tratara.
Sigo con mi camino, paso delante de un café y me acerco para ver si se encuentra una amiga y así saludarla. No está. Continúo con mi marcha, ahora más contemplativa con la ensoñación que sostiene a “Delicadeza”. Durante en esta canción, la calle me comienza a mostrar cosas ásperas y otras delicadas.
Dos señoras se brincan el cercado de un lote baldío para tomar unos botes de aluminio que se encontraban ahí. Más adelante, el humo de un puesto de tacos. Después, unas strelitzias en una banqueta me hicieron sentir en un clima húmedo tropical. Ensoñación pura, fue ahí donde el álbum estaba surtiendo efecto.
[caption id="attachment_73257" align="aligncenter" width="1080"] Portada de 'Sentimiento Mundial', el nuevo material de Mint Field[/caption]
Y llega “Contingencia”, sin duda mi canción favorita del álbum. Su bajo me atrapa y trato de emular. No me importa si me miran raro, yo bailo mientras camino. Los establecimientos y sus clientes en las mesas de las terrazas me miran y yo los miro a ellos. Son hermosos pero muy raros a la vez. En mi mente, les deseo bonita tarde.
Kraut rock bueno y puro, eso es lo que esa canción es. Quiero gritar, dejarme llevar, estar con mis amigos en un concierto. Me siento muy pero muy vivo. Sigo bajeando, sigo bajeando, de vez en cuando me brinco a la guitarra que resuena en compañía.
La canción termina, cambio abrupto. “Aterrizar”: es lo que yo hago. Regreso a lo que me rodea. ¿Qué es? La FGE desolada, marcada por pintas feministas, rodeada de basura, polvo y hojas secas. Es un aterrizaje duro, forzado y violento. Llega a mí la realidad de nuestro país: las y los desaparecidos, las voces que no son escuchadas por los de arriba y el amargo miedo de que puedes ser asesinado y desaparecido en este país en cualquier momento.
Decido avanzar, correr, para dejar atrás esa sensación. Llegó a la colonia Marrón, sus calles vacías y establecimientos para personas de clase media alta. Todo se encuentra solo, todo es una simulación.
En este punto del álbum y de la caminata me siento completamente ajeno a lo que me rodea, como si de un ente anónimo se tratara. Me gusta más así porque la ansiedad social se va. Cuando comienza “Sentimiento mundial”, yo pienso en el calentamiento global y en como su impacto se vuelve más notorio, cómo afecta a los ciclos de las temporadas y todo se vuelve más decadente. Esta canción creo que presenta una idea con la que me siento muy identificado: la unanimidad de una situación que nos compete a todos y tenemos que afrontar porque es nuestra obligación moral.
Aquí los semáforos parecían luces perversas que se hacían notar en un panorama amarillo y naranja, mientras que los transeúntes eran criaturas húmedas que se movían en asfalto de calidad mate y maculada. Ya estaba harto, llegué a mi parada y me subí al taxi.
Hacía mucho pero mucho calor adentro, todos los pasajeros apretados unos contra otros, el aire no circulaba y había un tráfico horrible. No podía pensar y sudaba sin parar. Aquí el álbum, a partir de “Nadie te está persiguiendo”, empieza a tomar tintes más noise, es un poco más difícil de procesar. Es un sube y baja entre el shoegaze más My Bloody Valentine y el math rock metódico y melódico de Polvo.
Lo estoy disfrutando, pero a la vez estoy sufriendo en el exterior. Por fin, logramos pasar la fila interminable de coches. El aire fresco comienza a entrar por las ventanillas de la camioneta.
En “No te caigas” la experiencia de este álbum comienza a llegar a su conclusión y reflexiono sobre las ideas y sensaciones que propone al oyente. Definitivamente creo que es un álbum adecuado para una caminata solitaria, y más allá de eso, es adecuado para sentirse acompañado en un momento difícil.
Las once canciones tienen un hilo conductor: el fluir y el contemplar; lo cambiante y lo estático; y, sobre todo, el sentimiento de pequeñez ante un mundo enorme y completo. Es un camino tenebroso, con muchas variantes y altibajos, pero se puede recorrer. Solo se necesita el espíritu y la música adecuada.
“Presente”, la última canción comenzó a sonar, y yo estaba a punto de llegar a mi destino. Es un final adecuado y justo, quedé satisfecho con la experiencia. El taxi tomó velocidad, bajamos por una cuesta. Las sombras de los pasajeros, producidas por los faros de la carretera, se proyectaban sobre los asientos grises, haciendo un movimiento intrépido como si de un film noir se tratara.
El último minuto del álbum llega, y me siento en flujo con todo mientras la camioneta viaja a través de la noche. Y el fin llega, abrupto pero suave. Llego a mi destino, me bajo del taxi y camino. Veo la luna llena y enorme, levitando sobre los cerros y las luces de las casas acompañándola como si fueran estrellas.