Mario Molina; Uno de los tres premios Nobel mexicano

  • 28 Oct, 2020
  • Legado

Muchos pensamos que los grandes descubrimientos fueron hechos por personas con nacionalidad del primer mundo, no obstante, los mexicanos debemos sentirnos orgullosos de nuestros tres premios Nobel, un galardón que se otorga por honrar los grandes actos e inventos que revolucionan la humanidad.

Uno de ellos lo obtuvo José Mario Molina Pasquel y Henríquez, quien nació el 19 de marzo de 1943. Al morir su madre, desde muy pequeño, se distinguió de sus cuatro hermanos por su insaciable curiosidad, y gracias a ello, le compraron un juego de química donde pudo ver a través de un microscopio la descomposición de una verdura, ese tipo de hechos marcarían su vida por observar la transformación de las cosas, ayudan y motivan a un niño a querer entender el mundo.

El que lo hayan mandado a un internado en Alemania y luego al Instituto Tecnológico de Massachussets fue muy determinante en sus estudios, porque ahí fue como se pudo realizar como Ingeniero Químico y le dieron la oportunidad de continuar con sus investigaciones que, posteriormente, se convertirían en estancias post-doctorales donde ayudarían a concretar las hipótesis que establecerían las bases para conocer el gran problema que tenemos hoy en día: el calentamiento global.

Él concretaba que las partículas de cloro, que se encontraban en los spray limpiadores, subían a la atmosfera y agujeraban la capa natural que nos ayudan a menguar los rayos ultravioletas provenientes del sol.

Al principio lo desacreditaron, afirmando sus opositores, no existía la capa de ozono, y siendo que esta teoría no era nada agradable para las industrias comerciales de estos productos e incluso tuvo que defender su tesis ante la cámara de representantes en Washington D.C.

Cuando pudo demostrar sus investigaciones, y sus afirmaciones eran ciertas, se trató de llegar a las naciones para buscar las formas de bajar los índices de esas emisiones, fue así como se hizo el protocolo de Montreal; haciendo acuerdo en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Todas estas investigaciones y logros se habían hecho en Estados Unidos y algunas colaboraciones en Alemania, pero en 1995 fue su logro que muchos resaltan como su obra cumbre, el Premio Nobel, sin embargo él no lo veía así, porque después de eso, empezó con la fundación Mario Molina donde se encargaba a la divulgación, el asesoramiento y conferencias sobre las emisiones de carbono y el calentamiento global; sumando a esto sus propuestas para trabajar con diferentes industrias a reducir sus emisiones.

A consecuencia de sus trabajos no podía venir a México, ya que a principios de la década de los noventa solo se podía tener una nacionalidad, y por el hecho de que ganó el Premio Nobel un mexicano, el presidente de aquel entonces, Ernesto Cedillo, autorizó para manejar las dos nacionalidades, eso de alguna u otra forma contribuye con la problemática de la migración.

Son muchas formas en que este científico, que lastimosamente no se encuentra tan presente en la memoria colectiva como otros mexicanos ilustres, pero curiosamente él ha ayudado a la educación con diferentes proyectos pedagógicos en donde se replantea formas de aprender y entender el mundo con el propósito de forma científicos que  contribuyan a revoluciones a la ciencia como las de él o incluso mejores.

Entrevista: Vamos a tomar una tacita de Té con Andrekza

Anterior

Entrevista: Vamos a tomar una tacita de Té con Andrekza

Halia y la “Tierra de Nadie”

Siguiente

Halia y la “Tierra de Nadie”