"La Literatura tiene espacio suficiente para todos": Miguel Alberto Ochoa, editor de Lapicero Rojo Editorial

  • 29 Mar, 2021
  • Artes

Miguel Alberto Jr. Ochoa (1990) es promotor de la lectura, tallerista, literato y editor de Lapicero Rojo Editorial. Desde el 2016 y bajo su dirección, han publicado más de 30 libros.

Por Jonathan Pérez Juárez

 

El catálogo de Lapicero Rojo Editorial es vasto en géneros, autores y formatos. Los títulos van desde libros ilustrados para niños, pasando por ensayos de desarrollo humano, hasta libros de cuento, novela y poesía. De esto y más conversamos con Miguel, quien nos comparte detalles sobre cada una de las obras.

Antes de Lapicero Rojo Editorial, dirigiste la revista online Perígrafo y la empresa Página en Blanco. ¿La editorial fue una extensión de estos proyectos o existe otra semilla más personal?

Perígrafo fue un sueño, algo así como querer consolidar un proyecto de revista digital que no llegó a serlo. Lo intentamos, pero nos dimos cuenta de que realmente nuestro deseo era tener la editorial con libros tradicionales. Lo que debo comentar sobre Página en Blanco es que es nuestra empresa madre, desde la cual ofrecemos servicios editoriales, talleres literarios, procesos legales relacionados con la autoría literaria y comunicación estratégica.

Miguel Alberto Jr. Ochoa también es promotor de la lectura, tallerista y literato.[/caption]

Después de tres años de haber fundado Página en Blanco, reconocimos el gran potencial de algunos autores y autoras con obras literarias de calidad. Identificamos que teníamos las herramientas suficientes para ayudarlos y decidimos crear Lapicero Rojo Editorial, una plataforma que primero inició con la modalidad de la autopublicación. Sin embargo, con el tiempo pasamos a la publicación tradicional de obras literarias de personas locales y de autores con trayectoria.

Nuestra misión en Página en Blanco es promover el pensamiento crítico y la escritura creativa, por lo que Lapicero Rojo ahora es para publicar esos escritos que nos gustan. Con el tiempo esperamos convertirnos en un sello en el noroeste del país que promueva lo mejor de la narrativa al norte de México y sur de Estados Unidos.

Lapicero Rojo cuenta con dos compendios de narrativa. El proceso de selección de Antología de Cuentos Pulposos (2020) fue de autores conocidos de la región. En Los Excéntricos (2020) fue abierto y por concurso. A pesar de la disyuntiva, ¿cuáles fueron las coincidencias y diferencias en el proceso de edición?

En este par de antologías, las cuales inauguran nuestra colección Suma de Historias, tienen como principal objetivo ser un crisol de muestras literarias. Aunque parezcan distintas, estas dos antologías tienen un destino con la misma carga genética, pues las ideamos en un arrebato en el que tuvimos una epifanía: publicar libros realmente entretenidos. No quisimos que ambos proyectos fueran conformados de la misma manera, queríamos experimentar ambas modalidades: invitación directa y concurso, para saber cómo reaccionaban nuestros lectores.

Marisabel Macías Guerrero, una de las autoras compiladas en la antología ´Los Excéntricos´.[/caption]

En efecto, Los Excéntricos tuvo mucha mejor aceptación por ser un libro abierto, que ofreció una interacción mucho antes de si quiera ser libro. Esa democratización crea una relación de honestidad con los lectores que agradecen mucho. La sola idea de que cualquier persona que nos haya enviado un cuento escrito en lengua castellana presentado en tiempo y forma pueda ser parte del libro es una meta lograda en la promoción de la creación literaria.

´Los pulposos´ fue un proyecto armado con amigos y amigas que admiro mucho, que aceptaron crear o tomar una historia relacionada con la culpabilidad. Les agradecemos infinitamente que hayan aceptado. Una antología es la prueba máxima de que la creación literaria es un acto comunitario; y le ofrece a los lectores una verdad que a muchos se les parece olvidar: la Literatura tiene espacio suficiente para todos.

Josué Camacho, uno de los autores compilados en la antología de Cuentos Pulposos.[/caption]

Editaste a un autor ganador del Villaurrutia como Jorge Ruiz Dueñas y a una autora joven como Karlha Ochoa. ¿Identificas contrastes en tus experiencias con los autores o los retos de edición fueron similares?

Trabajar con diversos tipos de voces literarias siempre enriquecerá la experiencia de quien trata de perpetuarlas en un libro. Los editores, a la buena o a la mala, nos damos cuenta de que los autores son una estrella en el cielo y que nuestra función es que nuestras plataformas funcionen como telescopios para que los lectores puedan apreciarlas. Nada más.

Como bien se plantea en la pregunta cada autor representa una manera de trabajar distinta. Con Jorge Ruiz Dueñas ideamos un libro, Kotoba (2020), que retomara uno de los poemas que más apreciamos de su producción poética en coexistencia con otra parte del libro con materiales nuevos, y si no me excedo en la confianza, diré que innovadores. En los que accede a una moda extraída del internet para realizar un trabajo poético fragmentario, inclinado a la poesía japonesa y visual.

Libro ´Kotoba´ del poeta Jorge Ruiz Dueñas.[/caption]

En el extremo que se plantea, Karlha Ochoa tenía ya una preparación de lo que deseaba en su libro, cada parte fue concebida como parte de un todo. Miniatura. Pequeñas memorias sobre un bebé (2020) procede de un proyecto personal que ella consolidó desde el primer texto hasta el último como un muestrario literario de su vida personal, aderezados con un estilo dinámico y lleno de referencias de sus lecturas, provocan todo tipo de reacciones en quienes leen el libro; desde risas hasta enternecimiento. Editar el libro de Karlha ha sido uno de los pocos proyectos editoriales que hemos tenido con instrucciones en mano, ya sea de la boca de la autora o del mismo contenido exigiendo que su diminuto continente evoque su gran contenido. Un acierto que sin duda alguna recordaré en el futuro con una sonrisa.

Karlha Ochoa, escritora tijuanense, con su libro ´Miniatura. Pequeñas memorias sobre un bebé´.[/caption]


“Los libros generan vínculos entre madre e hijo y momentos llenos de magia”: Karlha Ochoa


La editorial no solo publica obras narrativas, también se arriesga por propuestas donde convergen disciplinas. Lily (2019), Tierra de nadie (2020), y Otro maldito libro de cuentos (2020) están ilustrados por sus autores. ¿Podrías platicarme sobre los estilos de las ilustraciones? ¿Qué papel juegan en los libros?

Los tres casos son interesantes. Con riesgo a equivocarme, quisiera comentar lo siguiente: En Lily se escribió una novela y luego se ilustró; en Tierra de nadie primero se concibió como material gráfico y luego apareció la palabra; y en Otro maldito libro de cuentos, el mismo autor fue ilustrando cada cuando conforme los escribía. Lo que podemos identificar aquí son los momentos de autoría, en cada uno la mente del que crea se comporta de manera distinta dependiendo en cómo los materiales se los fueron exigiendo.

Miguel Ángel Barranco, artista gráfico con su libro de narrativa ´Otro maldito libro de cuentos´.[/caption]

Por ejemplo, en Lily tenemos ilustraciones armoniosas y con un mismo estilo, la estética y las proporciones de los personajes son simétricas y hay una continuidad gráfica que impera; caso contrario en Otro maldito libro de cuentos, como cada cuento es diferente, entonces los estilos mutan. Existe un espacio temporal en el que el autor ilustró un cuento y luego escribió-ilustró el siguiente. El tiempo cambia y el autor también, por eso encontramos, aunque de su misma pluma y estilo, ilustraciones con impresiones y características singulares.

En Tierra de nadie encontramos un caso curioso, las ilustraciones cuentan una historia en un plano, en una dimensión: el universo entiende esta narración visual. Luego viene la palabra, para trasladar esta secuencia de acciones y sentires, en un lenguaje que tú y yo conocemos, el del humano.


Halia y la “Tierra de Nadie”


En otro aspecto, la pandemia ha acorralado a la economía, y con ella a muchas editoriales independientes. ¿Cómo sobrelleva Lapicero Rojo Editorial esta contingencia?

Para ser totalmente sincero, debo comentar que en 2019 tuvimos un buen año en casi todo sentido, y en diciembre de 2019 teníamos trabajo asegurado para casi cuatro meses de este año. Lo que nos permitió prepararnos para ofrecer servicios editoriales con mayor fuerza y meditar sobre trabajar con mayores y mejores proveedores. La pandemia ha sido terrible para todos. Lo que hemos hecho fue creer más en el comercio libre, uno a uno con los lectores, llegar directamente a ellos sin la necesidad de intermediarios. Hemos tomado muy en serio las medidas de sanidad para evitar la propagación del virus Covid-19 por lo que el comercio electrónico se ha convertido en nuestro foco de atención para promover nuestros libros.

Extrañamos sobremanera el contacto con los lectores y que podamos presentar de manera presencial las novedades, pero también extrañamos a quienes nos han dejado este año a causa del terrible mal que es el Covid-19, por lo que, tratando de ser cautelosos, dejamos para después el festejo y lo presencial.

Lapicero Rojo Editorial es vasto en géneros, autores y formatos.[/caption]

Desde tu posición de editor en esta parte del país, ¿Cómo ves el panorama literario en Baja California?

Me he encontrado en la situación donde se me formula esta pregunta, pero la respuesta siempre está perdida. No sé cómo es el panorama literario en Baja California. Sé que puede haber más y mejores talleres literarios, sé que la comunidad literaria y artística podría ser más empática y unida, sé que podemos alzar la voz cuando las injusticias nos abruman. Pero nos tomamos el tiempo para actuar, y en muchas ocasiones se nos pasan de largo las oportunidades de realizar cosas que verdaderamente valgan la pena. Falta comunidad y compañerismo, solo eso diré.

Con motivo del traslado de la Biblioteca Benito Juárez, ¿Qué opinas de la actitud del actual gobierno del estado ante los temas y centros culturales?

Me hubiera gustado saber que el gobierno estatal tuvo un plan estratégico para el acervo bibliográfico de la Biblioteca Benito Juárez antes de comenzar su desalojo, antes de cerrarle las puertas al público. Pero no es así. Yo creo que este tipo de movimientos deben ser parte de una ejecución en armonía con los ciudadanos, para garantizar sus derechos de acceso a la cultura. ¿Por qué hacerse de oídos sordos ante el rechazo de la comunidad cultural —no solo tijuanense sino de todo el estado— a la idea de cambiar de lugar la Biblioteca Benito Juárez? Miembros de la comunidad cultural de Tijuana en manifestación por desalojo de Biblioteca.[/caption]


¿Sabías que se está desalojando el ICBC y la Biblioteca Pública de Tijuana?


El gobierno estatal debería aceptar su desatino en este tema. Debería permitirle a los verdaderos protagonistas de la cultura entrar a los espacios que les pertenecen: la ciudadanía merece que cada paso dado en pro del acceso a la lectura sea premeditado, pues cada movimiento en torno al destino del libro conmueve y afecta a sus usuarios.

Invito a que reflexionen y que no sean antagonistas de la ciudadanía en una actualidad donde más libros significan más libertad. Es muy simbólico que en un momento como este el gobierno mantenga cerrada una biblioteca sin un plan de por medio. Quizá cuando sepan qué hacer o que recapaciten, yo podré confiar en ellos como antes, pero no los dejaría solos con mis libros. Quizá los quemen.

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